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Hoy, te quiero contar mi primer acercamiento con la palabra feminista, para que entiendas porque forma parte de nuestra manera de trabajar desde la Psicología. Tal vez, esto resuene o no contigo, pero creo que es importante que lo conozcas.

Echando una mirada atrás…

Si echo la vista atrás la primera vez que me encontré de cara con el término feminista tenía entorno a las 8 o 9 años de edad. Estaba en clase, en lo que en aquella época se llamaba clase de plástica.

Aquella clase era una de las más esperadas de la semana. Se relajaban las normas, se trabajaba en grupos y nos pringábamos las manos con pinturas y pegamento.

En una ocasión, al terminar la clase nos dijeron que sacásemos la agenda para apuntar los materiales que íbamos a necesitar para la siguiente clase.

Había dos tipos de actividades y por lo tanto dos tipos de materiales. Un grupo de clase, las niñas, teníamos que llevar tela, agujas e hilos de diferentes colores; el otro, los niños, tenían que llevar maderas y pequeñas sierras para hacer marquetería.

Observé con detenimiento la pizarra y en mi cabeza retumbaba “no es justo”. Levanté mi mano, y expresé mi opinión que no era justo que a las niñas nos pusieran a coser y a los niños a hacer marquetería, que, además a mí ya me había enseñando mi abuela y que quería aprender algo nuevo.

La respuesta de la profesora fue “¡Anda! Ya salió la feminista de clase”.

Por supuesto, yo hice marquetería, porque me cambiaba la tarea con mi compañero de mesa…

Pasaba el tiempo y siempre me acompañaban los calificativos de reivindicativa y feminista… siempre como insulto.

Así éramos y así somos.

Mis orígenes con el feminismo

Es por ello, que con este relato de mi infancia quiero contar los orígenes de mi historia con el feminismo y transmitir que es algo que de manera innata ha ido acompañando mi caminar hasta la edad adulta. Un caminar que siempre me ha hecho estar fuera de la norma, de lo normativo.

Pero que ha ido siendo identidad en todo lo que he ido desarrollando, desde entornos académicos, laborales, de ocio, deporte o tiempo personal.

La perspectiva de Espacio Calenco: Psicología feminista

Sin embargo, eso no solo se ha quedado ahí. Porque en Espacio Calenco hemos querido seguir conservando, es más, haciéndolo bandera de nuestra manera de acompañar a las personas que acuden a nosotras. 

Una manera de acompañar en la que siempre vamos a respetar tu tiempo. Además, nunca vamos a tomar decisiones por ti.

En cada uno de nuestros espacios contigo te encontrarás:

  • Trabajamos con personas, no con pacientes. Por ello prestamos especial atención a la relación que se establece con las terapeutas, cuidando que no se generen relaciones de poder o dependencia. También, verás que nunca te vamos a llamar paciente. Paciente está muy ligado a la medicina y la enfermedad. Por ello, nos oirá a veces decir: “expresante” “consultante” o incluso “Calenquito/a”.
  • Respeto y cuidados de los ritmos de cada persona que viene. Trabajamos desde la base de establecer acuerdos y ser flexibles.
  • Buscamos la conexión entre lo que sentimos y el cuerpo; reconectar con nosotras, con nuestro cuerpo.
  • No usamos etiquetas, ni diagnósticos. Nos centramos en el proceso marcando objetivos claros y sencillos adaptados a lo que nos pidas y con una evaluación continúa de los mismos.
  • Tenemos en cuenta el sistema social, político y económico que tenemos. No vivimos aisladas del entorno, éste influye de forma determinante en nuestro estado emocional y psicológico.
  • Potenciamos el autocuidado, la reivindicación de tus derechos, y la construcción de redes basadas en la interdependencia. 

Por último y no menos importante, la psicología que hacemos se adapta a cada persona que llega. Nunca es la persona la que tiene que adaptarse a nuestro pensar. 

 

Escrito por Alejandra F. Aladro. Psicóloga con perspectiva feminista, terapeuta sistémica y experta en inteligencia emocional. 

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