Skip to main content

Y una vez más, el año llega a su fin. Al igual que cuando era pequeña, quiero arrancar las últimas hojas del cuaderno donde estoy escribiendo para poder empezar ya con algo nuevo.

Hoy, te quiero hablar desde lo más profundo de mí ser, es por ello que te comparto mis reflexiones, mis propósitos y mi ritual de este año.

Hacer balance, pensar en propósitos nuevos

Mi necesidad por empezar cosas nuevas me ha llevado, en ocasiones a no finalizar aquella situación en la que me encontraba inmersa, perdiendo oportunidades, no cerrando ciclos, relaciones, trabajos, espacios…

La ilusión y la esperanza de los nuevos comienzos, me ha hecho huir hacia delante. O quizá dejando puertas abiertas por si alguna vez, necesitaba volver a ese lugar donde pude sentirme segura durante algún instante.

Es por ello, que este año, los propósitos son de fin de año, de cierre. Me voy a permitir en esta ocasión  evaluar dónde estoy y atender lo que hay aquí y ahora…

El año que viene llegará, el paso del tiempo es inexorable, y todo llega, pero todo pasa también.

Definitivamente, voy a cerrar el ciclo tomando consciencia de dónde estoy, de cómo he llegado hasta aquí y de qué cosas me tengo que encargar antes de dar ese siguiente paso.

¿Te apetece acompañarme en este proceso?

La época de los balances y los propósitos

Las redes sociales se llenan de vídeos cortos y carruseles de fotos en los que se rememoran los momentos felices vividos durante el año. También, hacemos un hueco especial para aquellos seres (personas o animales) que nos han acompañado en nuestro caminar y que han fallecido. E incluso se ilustran diferentes maneras de terminar el año, como crear tu lista de propósitos, etc.

Por otro lado, nos centramos en rituales y tradiciones de agradecimiento al año vivido y de esperanza de que “todo lo bueno” nos acompañe en el próximo año que llega.

Fin de año es un momento de balance y evaluación.

Aunque, al menos no tan públicamente, no hacemos evaluación de todas aquellas situaciones que aún están abiertas, que nos han podido dañar o en las que hemos actuado de manera errónea dañando a nuestro entorno.

Luces y sombras

Nuestro día a día tiene luces y sombras; nosotras tenemos luces y sombras. 

Tomar consciencia de la bondad, de la luz, de la positividad es reconfortante, motivador y necesario. Poner nuestra atención en estos aspectos, nos ayuda a tomar perspectiva, a que nuestros pensamientos sean constructivos. Indiscutiblemente esto influye en nuestras emociones, apareciendo sin duda aquellas que son más agradables y que queremos que permanezcan con nosotras. 

Pero, sí solo prestamos atención a estos aspectos, estaremos ocultando una parte importante y básica de quienes somos, estaremos mirando únicamente una cara de la moneda.

Es por ello que te propongo que esta última semana te dediques un ratito a realizar este mismo propósito que voy a hacer yo:

  • Para y observa tu sombras, tu parte oscura, y porque no, muéstrala (en un entorno seguro, donde sepas que no vas a ser juzgada).
  • Abraza tu dolor, reconcíliate con nuestra tristeza, hazte amiga de tu enfado. Permítete ser como eres, escucha cómo te sientes y actúa en consecuencia.
  • De esta manera podrás, y podremos, ser capaces, plenas y conscientes. 

Escrito por: Alejandra F. Aladro. Psicóloga con perspectiva feminista. Experta en Terapia Familiar Sistémica e Inteligencia Emocional. 

Deja un Comentario