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El feminismo lucha por la igualdad de todos los integrantes de la sociedad.

Aboga porque no haya privación en los derechos fundamentales de ningún ser humano; lucha porque no haya discriminación por razón de sexo, género, raza, orientación sexual o clase social.

Si bien es conocido que el objeto de lucha principal del feminismo, es el patriarcado. 

¿Qué es el patriarcado?

El patriarcado es el sistema social imperante en esta sociedad, es decir, en esta sociedad hay un predominio o mayor autoridad del hombre sobre la mujer.

Según las palabras de María Fontenla: 

“En su sentido literal significa gobierno de los padres. Históricamente el término ha sido utilizado para designar un tipo de organización social en el que la autoridad la ejerce el varón jefe de familia, dueño del patrimonio, del que formaban parte los hijos, la esposa, los esclavos y los bienes. La familia es, claro está, una de las instituciones básicas de este orden social.”

Es un sistema social que tiene una estructura jerarquizada donde una parte de la población ostenta el poder, entendiendo que el resto de la población son objetos de su propiedad que usan a su antojo y capricho.

Este sistema social se interrelaciona con otro sistema, el capitalismo. 

¿Qué es el capitalismo?

El capitalismo es un sistema económico y social basado en que los medios de producción deben ser de propiedad privada, el mercado sirve como mecanismo para asignar los recursos escasos de manera eficiente y el capital sirve como fuente para generar riqueza.

Estos dos sistemas, el patriarcado y el capitalismo beben él uno del otro.

Son dos sistemas que subyugan y limitan la libre existencia y expresión de cada ser. 

Todas las personas que pertenecemos a estos sistemas social y político debemos ajustarnos y adaptarnos al rol que se nos asigna, y a las tareas productivas que nos indican. Si no te adaptas, el sistema “lo vive” como un ataque y se defiende con agresividad, discriminación y violencia.

Por lo tanto, esto también es feminismo

Trabajar desde el feminismo implica ser conscientes del entorno, del sistema en el que nos encontramos, además de percibir que muchos de los malestares individuales que sentimos, que padecemos no son más que la consecuencia de adaptarse a un sistema que está enfermo, que explota y coacciona mediante falsas promesas de estabilidad financiera. 

Escrito por: Alejandra F. Aladro, Psicóloga con perspectiva Feminista, experta en Terapia Sistémica e Inteligencia Emocional. 

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