Seguro que alguna vez has oído, o te han dicho: “esperaba más de ti”. Y te habrás quedado pensando: “¿y qué es lo que esperabas de mí?”
La decepción emocional son esas expectativas que una persona pone en nosotros sin que sepamos nada de ello. Una imagen que se genera la otra persona acerca de cómo somos y no se llega a cumplir. Veamos un poco más.
¿Qué es la decepción emocional?
La decepción emocional aparece cuando nos relacionamos con otras personas en base a lo que nosotros pensamos de los demás. Es decir, es como si tuviésemos una imagen ideal de cómo tienen que ser. Siendo ciegos a cómo son realmente. Les vemos sin ver.
O sea, creamos una imagen de cómo son los demás en base a expectativas o ideas.
Las expectativas dependen principalmente de los valores y creencias personales que se van construyendo a lo largo de nuestra vida en base a todo lo que vivimos. Que, al final, constituyen la base de cada persona.
Pero la decepción también la podemos tener con nosotros mismos. A veces nos ponemos expectativas que pueden ir más relacionadas con metas o logros. Cuando estas expectativas no se alcanzan, nos solemos sentir decepcionados con nosotros mismos por no haberlos alcanzado. Todo ello, nos genera un gran malestar. E incluso puede acabar derivando en problemas de autoestima, por ejemplo.
La decepción es una emoción desagradable. No nos gusta experimentarla porque nos genera malestar. Además, es muy variable en intensidad. Suele ser más intensa cuanto mayor es el vínculo y la confianza establecida con la persona que esperábamos algo más de ella.
Pero, como cualquier otra emoción, suele generar otras emociones como frustración, rabia, enfado, tristeza.
Es más, nos solemos sentir engañados, traicionados o desilusionados porque esa persona no ha cumplido con las expectativas que se habían impuesto subjetivamente sobre ella.
En realidad, la persona no decepciona, decepciona la expectativa no cumplida puesta sobre ella.
¿Cómo podemos gestionar la decepción?
Aceptación.
Aceptar a los demás como son. Que no son como nosotros. No se comportan igual que nosotros. Tienen sus valores, creencias, experiencias etc. Que pueden coincidir con las nuestras o no.
Aceptar que estas expectativas no tienen porqué cumplirse. Lo mismo pasa cuando nos ponemos expectativas a nosotros. Y, que no se es menos válido por no haber alcanzado estos logros o metas. Puede que no hubiese los recursos necesarios o es necesario dividir estas metas en pequeñas para poder alcanzar la más alta.
Comunicación.
Hablar con otra persona acerca de ello. De nuestros sentimientos y emociones. De esas expectativas puestas con aquellas personas con las que tenemos confianza. Hablar con otros es una fuente de conocimiento muy rica para poder comprender mejor la decepción y aprender a gestionarla.
Comprensión.
Comprender que cada persona está compuesta por diferentes circunstancias, rasgos de personalidad, pensamientos, creencias, valores, etc. Y, que no tienen la misión de cumplir nuestras expectativas para que encajen con todas nuestras creencias y valores.
Gestión emocional.
Gestionar las emociones derivadas de esta decepción es importante. Es normal sentir toda una variedad de emociones tras esta decepción. Todas ellas nos ayudan a comprender mejor lo que ha ocurrido y a aprender de lo sucedido.
Si atraviesas por un período en el que sientes que la decepción está presente y necesitas gestionarla, entenderla, sentirla no dudes en contactar con nosotras. Puedes hacerlo a través desde aquí o a través de nuestro correo electrónico espacio.calenco@gmail.com
Estaremos encantadas de ayudarte en este proceso.
Escrito por: Leyre Villelga, Psicóloga experta en Neuropsicología Clínica y Neuromarketing. Arteterapeuta.