Seguro que más de una vez has dicho que sí a un plan que no te apetecía. Has aceptado ayudar a alguien cuando te encuentras muy cansado. O incluso has hecho el trabajo de otro cuando no te correspondía porque te ha pedido ayuda.
Muchas veces se hace todo esto sin que uno se de cuenta. Es algo, que se podría decir, como una conducta automatizada. Y, al final acabas cediendo, anteponiendo las necesidades de los demás sobre las tuyas. Descuidándote.
Descubre como la asertividad puede ayudarte
¿Conoces qué es la asertividad?
La asertividad es una habilidad social, es saber comunicar. Consiste en hablar a la otra persona de una manera clara, precisa y con respeto.
También, es saber poner límites, aprender a decir «NO».
Características de una persona asertiva
- Se comunica de una manera fluida.
- Expresa sus sentimientos, pensamientos y emociones en primera persona. Es decir, desde el yo.
- Su discurso es ordenado y armonioso.
- Es capaz de reconocer y aceptar sus errores. Es decir, tiene un buen manejo de las críticas constructivas.
- Posee una buena gestión emocional.
- Alta autoestima.
- Escucha activa.
¿Te sientes identificado? ¿Ves pocas de estas habilidades reflejadas en ti?
No te preocupes, como toda habilidad social se puede aprender, desarrollar, entrenar y mejorar.
¿Cómo puedes empezar a practicar la asertividad?
Empieza por evitar dar excusas.
Evita las excusas y expresiones como: «Hoy no puedo, pero mañana sí; La próxima vez; El fin de semana tengo tiempo; Puede que…»
La asertividad es decir «No»
Al final, acabas diciendo que sí y comprometiéndote para otra vez en la que tal vez no te apetezca hacer algo o no quieras.
Prioridades
No tienes que decir a todos los planes que «Sí». Aunque no te apetezcan, por no herir a los demás.
Decir que «no» a planes, trabajos, tareas, etc., está bien y es igual de válido que decir que «sí».
Te ayuda a cuidarte, desconectar y conectar contigo mismo. Te ayuda a ponerte a ti en primer lugar.
Además, seguro que hay muchas de esas cosas que no requieren de tu inmediata atención, ¿verdad?
En la práctica está el éxito
Escribe o práctica lo que quieres decir. Ser asertivo en situaciones complicadas como las discusiones es mucho más difícil.
Por ello, crea listas con los puntos de los que quieres decir. Y, posteriormente, práctica estas situaciones tipo. ¡Entrena para cuando llegue el momento!
Puedes, incluso, hacerlo delante de un espejo.
Habla de tus emociones
Hablar de lo que se siente suele entrañar cierta dificultad. Normalmente, por falta de gestión emocional, comprensión o por miedo a lo que los demás puedan pensar de ti. Miedo a ser juzgado por lo que se siente.
Prueba, empieza a hablar de tus emociones en primera persona: «yo me siento; a mí no me gusta cuando…»; esto ayudará a que los demás comprendan mejor cómo te sientes e incluso tu mismo.
El autocuidado está a un solo paso.
Pedir perdón lo justo y necesario.
No pidas perdón por expresar lo que sientes. Tus emociones y lo que sientes en ese momento es igual de válido que lo que pueda estar experimentando otra persona.
Comunicación.
El cuerpo, el tono y el volumen de la voz son clave en la asertividad. Todos ellos dicen mucho más de lo que piensas acerca de lo que quieres comunicar.
Son una extensión de ti.
Piensa en tus gestos, en los que realizas cuando hablas con otras personas. Utiliza gestos menos agresivos y más fluidos. Busca formas más suaves, melódicas y pausadas para hablar.
¿Después de leer te han entrado ganas de trabajar tu asertividad? Contacta con nosotras, y comienza a crecer personalmente. Empieza a poner límites.
Escrito por: Leyre Villelga Márquez. Psicóloga, experta en Neuropsicología Clínica y Neuromarketing. Arteterapeuta.
Un post muy interesante. Gracias por los consejos.
Muchas gracias por tu comentario. ¡Nos alegramos que te sea de ayuda!